Quién diría que llovería en diciembre, quien lo diría. Un once de diciembre, a días de haber sido inauguradas las playas el otrora feriado ocho, conocido como “Día de las Playas”, marcado así en el calendario de este país laico. Mi madre me había explicado que a partir del ocho de diciembre empezaban a estar los marineros en las playas, esos que andaban vestidos de blanco por la orilla de las playas capitalinas y vigilaban si alguien se estaba bañando en una zona prohibida. Años más tarde me explicaron que el ocho de diciembre es el día de la Inmaculada Concepción y que ese día todos arman el árbol de Navidad. Sea como sea, es diciembre, hoy llueve y la semana pasada usé ropa de invierno. Quién diría. Quien diría tantas cosas… Quién diría que el año próximo son las elecciones y que la desesperanza es total, quien lo hubiera dicho en 1984… a estas alturas celebrábamos plenos de utopías… Quién diría que ahora nada importa, quién diría que esos jóvenes a los que Pedro y Pablo llamaron “del año 2000” nada les importaría de su pasado porque estarían atados a sus Smarthphones y viviendo ahí adentro.